La Iglesia dedica el primer día del año a su Madre, como Madre de Dios, con la esperanza de que ella nos lleve de la mano hasta el último día del año. El año es una analogía de la vida cristiana. San Lucas contempla a María con el niño entre sus brazos. ¿Qué historias se le estarían revelando? La película de la vida que comienza va a estar marcada por el amor y el dolor, ingredientes necesarios del misterio de la redención. Y María ha sido elegida por Dios para ser corredentora.
1. Ayer hemos arrancado la última página del calendario. El año nuevo se presenta como una página blanca y limpia en la que quisiéramos escribir sólo cosas importantes y hermosas. Dice el refranero popular: "Año nuevo, vida nueva". Sería triste convertirla en un circuito de fórmula uno en donde damos vueltas siempre por las mismas pistas 365 veces sin avanzar nada.
Decía el Abbè Pierre que "La vida es un tiempo que se nos concede para aprender a amar". La vida que se entrega es la única que se multiplica. Al final de la vida sólo tendremos el tiempo que hemos vivido para amar, para servir, para crecer, para sembrar la paz y la felicidad. Sólo tendremos la cosecha de las semillas de bien.
2. "Madre de Dios" es un título que desafía nuestra razón humana. ¿Dios puede tener una madre, y más todavía esta madre puede ser una criatura suya? San Pablo enseña: "Nacido de mujer". Cuando María estrecha entre sus brazos al Hijo del Padre puede decirle con ternura y verdad: "Hijo mío". Nuestra mente es demasiado pequeña para entender las cosas grandes que Él hace. Pero una vez que hemos aceptado la Navidad, es decir, "El Verbo se ha hecho carne", todo lo demás tiene sentido.
3. La maternidad es el privilegio de María que encierra las demás prerrogativas: Es "Inmaculada" porque Dios se preparó un paraíso como madre; goza de la "Asunción al cielo" porque no podía conocer la corrupción aquella que ha engendrado al Autor de la vida. Es "Mediadora de la gracia" porque la que nos ha dado a Cristo, en Él nos da todo. Recordemos el célebre verso de Dante: "Virgen Madre, hija de tu Hijo". Los cristianos no podemos quedarnos en la contemplación del misterio. En María el "don", lleva consigo una responsabilidad y una misión.
Hoy es también el día internacional de la paz. De María aprendemos a vivir como si la paz del mundo dependiera solamente de nosotros. Hay que realizar la pacificación del mundo comenzando desde nuestro propio corazón. Construir la paz en mí resolviendo mis conflictos interiores; luego la paz en la familia restaurando las pequeñas grietas. Este amor compartido se extiende después a círculos más amplios y son capaces de cambiar el clima del mundo.
En la mirada serena de tantas imágenes de María con su Hijo en brazos vemos una representación de esta mirada de Dios. ¿Acaso podríamos mirar sus ojos y no sentir que nuestro corazón se pacifica y que nuestros brazos se mueven de un modo eficaz para "luchar" por la paz?
-Padre Evans
Quienes se han consagrado a Jesús por medio de su madre María, en verdad se reúnen cada vez que se dirigen a la Reina de los Ángeles y de los Santos, tal como lo hicieron los Apóstoles en el Cenáculo y, con la inspiración del Espíritu Santo, unidos a María, continuaron orando/alabando, aprendiendo y dando gracias a Dios en Pentecostés y después. Lo hicieron no solo en oraciones privadas sino con otros que quieren consagrarse de todo corazón, una comunidad de almas comprometidas en un esfuerzo común: ¡la salvación de las almas, del mundo!
Un verdadero discípulo de María vive como un hijo o una hija fiel y es verdaderamente un hijo suyo – pero también un hijo tanto de la oración como del esfuerzo apostólico – parte de la familia, un grupo en salida. Son fieles a ella y fieles gracias a ella. San Maximiliano Kolbe, a quien San Juan Pablo II llamó “Signo y profeta de la nueva era, la civilización del amor”, que el amor a Dios crece más rápidamente en el Amor a la Virgen/Madre Inmaculada que nos conduce rápidamente a Cristo.
Para Jesús era fácil resucitar a los muertos. Lo hizo más de una vez. Pero su Resurrección es gloriosa y un anticipo de lo que le espera a los que creen...Cambió el pasado, el presente y el futuro--es El Misterio Trans-histórico y la obra "Mas Magnifica de La Santa Trinidad" (catecismo de La Iglesia). La armonía de las apariciones de Cristo después de su Resurrección no presenta ningunas dificultades especiales para creer. El poder de la Resurrección y de sanación entregado los Apóstoles de Jesús es una prueba más.
El hecho de la Resurrección de Cristo está atestiguado por más de 500 testigos oculares, además de las mujeres y niños que no se contaban en aquellos días. Sus experiencia, sencillez y rectitud de vida les hacía incapaces de inventar una "fábula": vivieron en una época en la que cualquier intento de engaño podría haber sido fácilmente descubierto. No tenían nada que ganar en esta vida por mentir ni inventar, pero todo que podrían perder con sus testimonios -sus hogares, reputaciones, sus propias vidas. Su valor moral exhibido en su vida apostólica (llegando a compartir esta gran noticia con los demás) sólo puede explicarse por su íntima convicción de la verdad objetiva de un mensaje super-natural. Algo increíble sucedió y los cambió.
Una vez más, el hecho de la Resurrección de Cristo queda atestiguado por el elocuente silencio del sistema de las Sinagogas judias, que había hecho todo lo posible para evitar los engaños, que podrían haber descubierto fácilmente los engaños, si los hubiera habido... y que sólo opuso "testigos durmientes" al testimonio de los Apóstoles. Ni esos oficiales ni el Imperio castigó en absoluto el supuesto “descuido” de los guardias Romanos oficiales de la tumba de Jesus. Tampoco podían responder al testimonio de los Apóstoles más que amenazándoles solo que "no hablen más en este nombre a nadie" (Hechos 4:17). Finalmente los miles y millones, tanto judíos como gentiles, paganos, sabios dirigentes y filósofos que creyeron en el testimonio de los Aspóstoles a pesar de todos los inconvenientes que se derivaban de tal creencia en los primeros tiempos de la Iglesia, requiere para su explicación la realidad de la Resurrección de Cristo...el surgimiento de la Iglesia es la prueba de la Resurrección.
¡Felices Pascuas!
-Padre Evans